“WINCHESTER 73" es primordialmente la historia de una venganza, pero con elementos que la cuajan de múltiples ángulos que la enriquecen a distintos niveles . Acompañado de su amigo “High Spade” (Millard Mitchell), Lin McAdam (Stewart) persigue a un bandido apodado Dutch Brown (Stephen McNally) por haber asesinado a su padre por la espalda. Brown y Lin se encuentran en Dodge City, donde tiene lugar una competición de tiro para obtener un ejemplar único del Winchester modelo 73. Ambos demuestran ser excelentes tiradores. Lin gana el rifle, que le es robado por Dutch. A partir de aquí, mientras Lin persigue a Dutch, el rifle va pasando de mano en mano, llegando a ser propiedad en el espacio de pocos días de un tratante de armas (John McIntyre), un jefe indio (Rock Hudson), un apocado (Charles Drake) y un sádico pistolero (Dan Duryea).
La trama externa, el recorrido del rifle, traza un círculo y Mann en consonancia abre y cierra el film con una planificación simétrica. La película se abre con un plano detalle de la placa conmemorativa que el rifle lleva en la culata, para retroceder hasta un plano conjunto del escaparate dónde se exhibe. Por corte pasamos a un plano más grande que nos permite ver a un grupo de niños y hombres que contemplan el escaparate y con un movimiento de grúa vemos a Lin y “High Spade”, que también lo miran desde sus monturas. Tras el desenlace, Lin- con “High Spade” a su lado- lleva el Winchester y, tras un corte, otro movimiento de dolly nos sitúa de nuevo en el plano detalle de la placa.
Mann: “Es mi western preferido. El fusil pasaba de mano en mano permitiendo abrazar toda una época, toda una atmósfera. Verdaderamente creo que contiene todos los elementos del western y los resume todos.“ Efectivamente, por
“WINCHESTER 73" desfila casi toda la imaginería posible del western: amigos, enemigos, la caballería, los indios, comancheros, colonos, chicas de salón, pistoleros, duelos, atracos en la calle mayor, armas como fetiches... ¡incluso Wyatt Earp! En el leit- motiv del paso del rifle de unas manos a otras, se nos permite ir descubriendo cómo son todos estos elementos. Por ello Mann planifica en función de esta clave, por lo que cuando se manifiesta el deseo de posesión del arma por algún nuevo personaje, las imágenes se componen en función de la predominancia del fusil en el encuadre, dominando a los elementos humanos que en él se incluyen, casi dotando al rifle de una ánima propia, otorgándole el poder de una mítica sirena, que atrajese para destruir a todo el que, no mereciéndolo, intentase poseerlo. Porque este es otro motor tan importante en el film como el de la venganza. El Destino. El orden que Dutch ha alterado, injusta y reincidentemente, ha de ser restituído.
Destripamiento: (Pulse y arrastre sobre el recuadro si desea leer el texto.)
De esta manera, aunque Lin tenga el arma al alcance de la mano tras haberlo “ganado” de nuevo abatiendo al jefe indio que lo blande en los momentos del ataque a un puesto de caballería, el camino del rifle y de su legítimo dueño no pueden cruzarse de esa manera, puesto que el Destino requiere que Lin lo obtenga de su hermano, por eso volverá a Dutch previamente. El Destino exige que lo arranque de su mano muerta (algo que, virtualmente , ocurre).
El Winchester 73 es una espada de Excalibur que sólo un hombre puede empuñar (no deja de tener sus resabios medievales el hecho de que el arma se obtenga en un torneo).
La química entre Mann y Stewart fue prácticamente instantánea, si bien ya habían tenido algún esporádico encuentro allá por los años 30: “En el Red Barn Theatre, cerca de Long Island, Jimmy Stewart recitaba por 50 dólares y yo dirigía por 25". Tras una década sin entrar en contacto fue Stewart, tras ver
“LA PUERTA DEL DIABLO”, quien le llamó para
“WINCHESTER 73".