Sobre eso último que comentáis, tal vez una explicación satisfactoria sea esta:
"Algo a todas luces absurdo pide el cartero a Alexander.
Detrás de esta insólita petición resuenan los ecos de Kierkegaard y su concepción de la fe de índole protestante: "Creo porque es absurdo". Otra es la concepción católica de la fe que exige e implica la mutua colaboración y armonía entre razón y fe: "la fe no destruye a la razón, sino que la supera y le confiere plenitud". La relación que hay entre ambos saberes es análoga a la que existe entre la naturaleza y la gracia. Del mismo modo que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la sana, fecunda y perfecciona, así la fe, por la influencia que ejerce desde lo alto sobre la razón, permite el desenvolvimiento de una actividad racional más fecunda y verdadera. Sin embargo, en la visión protestante la relación entre razón y fe es menos pacífica, por no decir polémica. Ya Lutero denostó a la razón como a la gran prostituta. Es la razón la que debe ser sacrificada, y abandonarse sus perentorias exigencias de coherencia lógica y evidencia racional para poder creer y entender.
La fe, al modo kierkegaardiano, implica un aceptar el absurdo, un sacrificio del intelecto, creer contra toda razón, obedecer al punto de sacrificar al hijo primogénito y amado. No en vano Abraham es el modelo de la fe: "Hubo quien fue grande a causa de su fuerza y quien fue grande gracias a su sabiduría, quien fue grande gracias a su amor, pero Abraham fue todavía más grande que todos ellos; grande porque poseyó esa energía cuya fuerza es debilidad, grande por su sabiduría, cuyo secreto es la locura, grande por la esperanza cuya apariencia es absurda y grande a causa de un amor que es odio a sí mismo."
Esta visión de la fe, presente en Kierkegaard, Dostoievski, Chejov, es reactiva frente a un racionalismo avasallador y un progreso satisfecho de sí mismo. Se nos pide optar: Atenas o Jerusalem, el árbol del conocimiento o el de la vida. Optar por la fe es una locura para la razón y para el mundo.
El cartero ha sido categórico: "Ir a María, ve a María...; es una verdad sagrada". Se trata de algo absurdo, incomprensible, sin sentido.
(...)
Destripamiento: (Pulse y arrastre sobre el recuadro si desea leer el texto.)
Ese acto de fe, verdadero sacrificio del intelecto y de sí mismo, es ingresar al mundo de la locura. La última escena en que una ambulancia pasa a recogerlo para llevarlo al manicomio tras despedirse de María, la única que comprende lo que en verdad a sucedido, así parece indicarlo. Tarkovski con ello nos está diciendo: el que cree se torna un extranjero, un demente a los ojos del mundo.
"
La cita es de una conferencia transcrita sobre Sacrificio bastante esclarecedora:
http://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:Lz6rki5lkE8J:www.cepchile.cl/dms/archivo_1734_1286/rev46_pena.pdf+sacrificio+tarkovski&hl=es&gl=es&pid=bl&srcid=ADGEESjU8mQDooFRvJv3Resy0ulVMFjCs6nf9inkx4cS9WRtjqeuj7NJ4hFYI3-zviHyKqpiYvjHZR1ZVTlZH73gevycz6whLDN95wBMLtWooEi1iE48Se3L4zBoa6DSbsXcs_5JRvid&sig=AHIEtbStIhTm-eyXCBj-QVld8PthEtCZvg
El autor se llama Jorge Peña.